día de "LEMANJÁ", diosa del mar y madre de casi todos los Dioses del panteón yoruba.
Iemanjá, Janaina, Reina de los Mares, Diosa de la Concepción. Todos éstos, y muchos más, son los nombres que le caben a la madre de cuasi todos los dioses del colorido panteón yoruba. Es 2 de febrero en San Salvador de Bahía, una de las “capitales negras” de Latinoamérica, el lugar de Brasil que más africanidad respira.
La Reina del Mar viste de suaves azules, celestes y blancos. Tiene grandes pechos, como símbolo de la maternidad, y su nombre significa “gran madre cuyos hijos son los peces”. Le gusta el maíz blanco, el aceite de dendê, la cebolla y el camarón. Ella es dueña de todos los frutos y riquezas del fondo del océano. Rige las aguas, decide sobre la vida de pescadores y navegantes. Todos buscan su ayuda, todos le piden favores, todos le obedecen.
Las mujeres de los hombres de mar le llevan cartas solicitando protección para sus maridos, otros le ruegan por el amor perdido o la salud de un ser querido; pero si las cartas vuelven a la costa significa que la diosa las rechazó.
Los marineros le temen y la desean, y dicen que los valientes que perecen en el océano se van a dormir a su lado, para siempre, allí en el fondo del mar
MITOS Y LEYENDAS
La bella sirena y los cautivos africanos no llegaron a estas costas en soledad: un manto de leyendas acompañó la desgarradora travesía. Muchas la señalan como la hija de Olokum, dios del mar, y la esposa de Olofin, el rey de Ilé Ifé, con quien tuvo una decena de hijos, todos, a su vez, también orixás. Ilé Ifé era la antigua ciudad sagrada del universo yoruba y cuna de todos los dioses. Los relatos cuentan que Iemanjá un día se sintió hastiada de aquel lugar y huyó hacia Abeokuta, en Nigeria. El rey, furioso al ser abandonado, lanzó un ejército tras ella, que sintió miedo y quebró una botella con un extraño líquido dentro que le había dado su padre en caso de que algún día fuera a sentir el peligro de cerca; así el líquido derramado se transformó en un río que la llevó hacia el mar y la reina se transformó en diosa, en princesa, en sirena, en madre de todos los dioses.
Otro de los mitos cuenta que Orungan, uno de sus tantos hijos, estaba perdidamente enamorado de ella. Cierto día, escondido tras un árbol mientras su madre se bañaba en el mar, el joven se abalanzó sobre ella sorpresivamente.
Aterrada, huyó corriendo por los campos, y cuando su hijo estaba a punto de alcanzarla, Iemanjá finalmente cayó, su cuerpo comenzó a crecer y de sus senos emergieron dos grandes corrientes de agua. Luego su vientre se despedazó:
convirtiéndose así en la madre de varias divinidades que rigen el mar, los ríos, los lagos, los vegetales, la guerra, el sol y la luna.
es una historia espectacular!! re emocionante!
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