- Amazonas, diosas, reinas y guerreras.-
De las imágenes, mitos y leyendas de este tema se deriva un doble significado simbólico. Por un lado serían un reflejo de costumbres sociales o procesos históricos (invasiones, guerras, etc.). Por otro podría tratarse de aspectos cíclicos de la naturaleza, o hechos astronómicos. Sea como sea se trata de un tema que siempre ha sobrevivido, más o menos eludido y despierto, hasta la actualidad, cuando la evolución del papel femenino en la sociedad occidental ha llegado a propiciar la imagen de la mujer guerrera en películas, juegos y comics (los últimos ejemplos serían “Kill Bill” de Tarantino y las películas y juegos de Lara Croft).
Durante los últimos milenios se ha presentado mayoritariamente una imagen de la mujer como un ser indefenso, salvable y supeditado al poder y la protección masculina. Pero en todo el planeta y desde la prehistoria existe la figura anterior de la gran Diosa, no sólo como símbolo de la fecundidad y la vida, sino como salvadora y guerrera, que fue sustituida por los héroes masculinos, a veces literalmente. Como en el caso de Orfeo, quien antes fue una figura femenina. En concreto la diosa sumeria del cielo Inanna que bajó al mundo subterráneo y se enfrentó a la muerte para devolver a su amado a la vida.
Estas diosas guerreras luchaban contra animales y contra los atropellos o violencia masculinos. Como hemos dicho podría ser un reflejo de procesos históricos, por ejemplo una lucha de una sociedad matriarcal contra un pueblo invasor patriarcal (y de ahí se derivarían multitud de mitos en los que esa lucha acaba con la derrota femenina). Según Markale (un controvertido autor): “en toda tradición mitológica –y esto es aún más cierto en el caso de los celtas-, hay que preguntarse siempre si el mito no recubre una cierta realidad histórica”. Y Labiosa comenta hablando sobre la civilización de Uruk: “... allí se observa la instauración de un poder masculino personal. Este no pudo imponerse más que después de una larga lucha contra el poder matriarcal establecido, poseedor de las tierras. Tal lucha fue indicada claramente en la epopeya babilónica de la creación el Enuma Elish”. Estas luchas aparecen también reflejadas en las de los héroes griegos contra las amazonas
También serían metáforas astronómicas. Hablando de las luchas contra animales dicen Menzel y Pasachoff: Textos cuneiformes y artefactos procedentes de la civilización del valle del Eúfrates sugieren que el león, el toro y el escorpión estaban ya asociados a constelaciones en el año 4000 antes de Cristo”. La diosa sería una constelación “vencida” o sucedida por otra (el héroe o animal vencedor). Una lucha que hablaría del sacrificio de la “madre-salvadora”, quien aseguraría con su muerte, mágicamente, la germinación de las semillas y el crecimiento de las plantas. Estos sucesos ocurrirían simultáneamente con la aparición y desaparición de sendas constelaciones. Una se ocultaba bajo el horizonte en cierto momento concreto del año y surgía otra.
En África primero. En Egipto la reina Ahotep, fundadora de la dinastía XVIII, quien en el año 1550 a.C. reunió un ejército y se puso al mando del mismo para luchar contra los hicsos. La faraona Hatsepsut del siglo XV a. C., quien murió en la lucha por el trono contra el ataque de su sobrino. La reina Arsinoe III quien luchó en la batalla de Rafia junto a su marido en el siglo III a.C. contra Antíoco IV el grande de Siria,En cuanto a las diosas aparece la diosa Anthat vestida de guerrera y sentada en el trono con corona, lanza, maza y escudo. La diosa Neith que se representa con arco y flechas. La diosa Suan con cabeza de buitre también con arco y flechas. Y la diosa Taweret adorada en Tebas, con cabeza de leona, cuerpo de hipopótamo, zarpas de leona, piel y cola de cocodrilo, embarazada, grandes pechos y armada con cuchillo o tijeras en la mano.
En Etiopía Herodoto menciona a la reina Candace en el siglo I a.C. que trató de reconquistar Egipto en manos de los romanos y fue vencida.
En el reino de Kusch, Sudán, existen unos relieves de la reina-diosa Aminitere matando enemigos en el templo del león de Naga.
Entre los cartagineses la diosa Tanit, versión de Astarté, era representada como guerrera.
En Argelia, en concreto entre los bereberes, la Señora tenía en exclusiva el derecho de llamar a la guerra, a la que iban las mujeres. Se conoce a la reina Dihja-Kahena, famosa por su valentía en la batalla. Dirigió a muchas tribus en el año 70 de la hégira en su lucha contra los árabes, a las que venció en un primer momento. Pero fue traicionada y cayó en combate en el lugar que se llama en su honor “Pozo de Kahena”.
En Benin existía una guardia personal del rey formada por amazonas, que desaparecieron en 1864 cuando el país (antiguo Dahomey) fue conquistado por los franceses.
En Eritrea también existían amazonas. Se conserva el recuerdo de la reina Gerania, quien según el mito fue convertida en grulla. Posiblemente se la pueda identificar con una colonización o emigración cuando se produjo cierta posición de la constelación del cisne.
En Zimbabwe, antigua Rodesia del sur, existen viejas imágenes femeninas con armas, en concreto una pintura rupestre de una cazadora llamada Dama Blanca de Damaraland.
En Uganda el rey Mtseba en el siglo XIX tuvo un ejército de amazonas. Y en Angola existieron también amazonas en el siglo XVII. Y la reina Anna Xinga dirigió un ejército vestida de hombre. Lo curioso es que el ejército estaba formado por hombres vestidos de mujer y con nombres femeninos, lo cual es bastante sugerente en el sentido, quizás, de apuntar a un recuerdo de ejércitos femeninos en épocas pasadas.
-"Y en algunos pueblos de Senegal", antes de la influencia islámica y cristiana, era la mujer quien cazaba. De aquella situación existe una película senegalesa de 1995 que fue emitida por televisión española.
MITOS Y LEYENDAS
Amazonas, diosas, reinas y guerreras.-
De las imágenes, mitos y leyendas de este tema se deriva un doble significado simbólico. Por un lado serían un reflejo de costumbres sociales o procesos históricos (invasiones, guerras, etc.). Por otro podría tratarse de aspectos cíclicos de la naturaleza, o hechos astronómicos. Sea como sea se trata de un tema que siempre ha sobrevivido, más o menos eludido y despierto, hasta la actualidad, cuando la evolución del papel femenino en la sociedad occidental ha llegado a propiciar la imagen de la mujer guerrera en películas, juegos y comics (los últimos ejemplos serían “Kill Bill” de Tarantino y las películas y juegos de Lara Croft).
Durante los últimos milenios se ha presentado mayoritariamente una imagen de la mujer como un ser indefenso, salvable y supeditado al poder y la protección masculina. Pero en todo el planeta y desde la prehistoria existe la figura anterior de la gran Diosa, no sólo como símbolo de la fecundidad y la vida, sino como salvadora y guerrera, que fue sustituida por los héroes masculinos, a veces literalmente. Como en el caso de Orfeo, quien antes fue una figura femenina. En concreto la diosa sumeria del cielo Inanna que bajó al mundo subterráneo y se enfrentó a la muerte para devolver a su amado a la vida.
Estas diosas guerreras luchaban contra animales y contra los atropellos o violencia masculinos. Como hemos dicho podría ser un reflejo de procesos históricos, por ejemplo una lucha de una sociedad matriarcal contra un pueblo invasor patriarcal (y de ahí se derivarían multitud de mitos en los que esa lucha acaba con la derrota femenina). Según Markale (un controvertido autor): “en toda tradición mitológica –y esto es aún más cierto en el caso de los celtas-, hay que preguntarse siempre si el mito no recubre una cierta realidad histórica”. Y Labiosa comenta hablando sobre la civilización de Uruk: “... allí se observa la instauración de un poder masculino personal. Este no pudo imponerse más que después de una larga lucha contra el poder matriarcal establecido, poseedor de las tierras. Tal lucha fue indicada claramente en la epopeya babilónica de la creación el Enuma Elish”. Estas luchas aparecen también reflejadas en las de los héroes griegos contra las amazonas.
También serían metáforas astronómicas. Hablando de las luchas contra animales dicen Menzel y Pasachoff: Textos cuneiformes y artefactos procedentes de la civilización del valle del Eúfrates sugieren que el león, el toro y el escorpión estaban ya asociados a constelaciones en el año 4000 antes de Cristo”. La diosa sería una constelación “vencida” o sucedida por otra (el héroe o animal vencedor). Una lucha que hablaría del sacrificio de la “madre-salvadora”, quien aseguraría con su muerte, mágicamente, la germinación de las semillas y el crecimiento de las plantas. Estos sucesos ocurrirían simultáneamente con la aparición y desaparición de sendas constelaciones. Una se ocultaba bajo el horizonte en cierto momento concreto del año y surgía otra.
A continuación un breve repaso por todo el planeta sobre la presencia de este mito, o de figuras históricas en este sentido:
En África primero. En Egipto la reina Ahotep, fundadora de la dinastía XVIII, quien en el año 1550 a.C. reunió un ejército y se puso al mando del mismo para luchar contra los hicsos. La faraona Hatsepsut del siglo XV a. C., quien murió en la lucha por el trono contra el ataque de su sobrino. La reina Arsinoe III quien luchó en la batalla de Rafia junto a su marido en el siglo III a.C. contra Antíoco IV el grande de Siria.
En cuanto a las diosas aparece la diosa Anthat vestida de guerrera y sentada en el trono con corona, lanza, maza y escudo. La diosa Neith que se representa con arco y flechas. La diosa Suan con cabeza de buitre también con arco y flechas. Y la diosa Taweret adorada en Tebas, con cabeza de leona, cuerpo de hipopótamo, zarpas de leona, piel y cola de cocodrilo, embarazada, grandes pechos y armada con cuchillo o tijeras en la mano.
En Etiopía Herodoto menciona a la reina Candace en el siglo I a.C. que trató de reconquistar Egipto en manos de los romanos y fue vencida.
En el reino de Kusch, Sudán, existen unos relieves de la reina-diosa Aminitere matando enemigos en el templo del león de Naga.
Entre los cartagineses la diosa Tanit, versión de Astarté, era representada como guerrera.
En Argelia, en concreto entre los bereberes, la Señora tenía en exclusiva el derecho de llamar a la guerra, a la que iban las mujeres. Se conoce a la reina Dihja-Kahena, famosa por su valentía en la batalla. Dirigió a muchas tribus en el año 70 de la hégira en su lucha contra los árabes, a las que venció en un primer momento. Pero fue traicionada y cayó en combate en el lugar que se llama en su honor “Pozo de Kahena”.
En Benin existía una guardia personal del rey formada por amazonas, que desaparecieron en 1864 cuando el país (antiguo Dahomey) fue conquistado por los franceses.
En Eritrea también existían amazonas. Se conserva el recuerdo de la reina Gerania, quien según el mito fue convertida en grulla. Posiblemente se la pueda identificar con una colonización o emigración cuando se produjo cierta posición de la constelación del cisne.
En Zimbabwe, antigua Rodesia del sur, existen viejas imágenes femeninas con armas, en concreto una pintura rupestre de una cazadora llamada Dama Blanca de Damaraland.
En Uganda el rey Mtseba en el siglo XIX tuvo un ejército de amazonas. Y en Angola existieron también amazonas en el siglo XVII. Y la reina Anna Xinga dirigió un ejército vestida de hombre. Lo curioso es que el ejército estaba formado por hombres vestidos de mujer y con nombres femeninos, lo cual es bastante sugerente en el sentido, quizás, de apuntar a un recuerdo de ejércitos femeninos en épocas pasadas. Y en algunos pueblos de Senegal, antes de la influencia islámica y cristiana, era la mujer quien cazaba. De aquella situación existe una película senegalesa de 1995 que fue emitida por televisión española.
En Asia también abundan los recuerdos “amazónicos”. Destaca la reina asiria Semíramis que fue deificada y que dirigió, en lugar de su esposo, el ataque de Bactres. También llegó a conquistar Egipto y Etiopía.
Entre las diosas tenemos a Tasmetu que luchó desnuda contra un toro y, curiosamente, “junto a” un león. Tuwata-Humbaba luchó y fue matada por el famoso héroe Gilgamesh. La diosa Anat que salvó al mundo del caos matando a Mot y Lotán. Luego la famosa diosa Tiamat a quien mató Marduk. Y otra diosa, Ninurta, a quien se acabó por cambiarle el sexo.
En Anatolia-Asia menor hay bastantes referencias a amazonas hititas y hurritas, que no sólo cazaban sino que eran atletas y dirigían ejércitos. Aparecen reflejadas en muchas monedas y esculturas, además del santuario de Yasili-Kaya. Uno de los más antiguos es el relieve de la Puerta de Hattusas (actual Bogazköy), donde aparece una guerrera con yelmo, falda corta, cinturón y espada curva y empuñando el atributo de las amazonas: el hacha de dos filos. De estas representaciones dice Pijoán: “Garstang sin vacilar, les supone de sexo femenino identificándolas con amazonas... Recordemos que, según la leyenda clásica, Hércules arrebató su preciosa arma, el hacha de dos filos, a Hipólita, reina de las amazonas. La situación del reino de las amazonas coincide, en la vaga geografía de los poemas homéricos, con el emplazamiento de las ruinas de Bogaz-Kioi. Príamo, rey de Troya, en su juventud luchó contra las amazonas para defender a los frigios”.
Y el poeta latino Virgilio hablando de las luchas de las troyanas (al nombrar a figuras troyanas y tracias seguimos en Asia aunque el ámbito cultural es griego) y la reina tracia Pentesilea (la última reina muerta por Aquiles): “La fogosa Pentesilea conduce a las huestes de las amazonas, con sus broqueles en forma de media luna y brilla su ardor en medio de la muchedumbre”. Sean más o menos ciertas o míticas estas narraciones están llenas de simbolismo(hasta la forma de media luna, imagen absolutamente femenina) y apuntan a hechos reales, ya sean internos, externos o amabas cosas.
Otras amazonas griegas famosas son la reina sacerdotisa Hipólita, quien moriría de pena tras ser derrotada por Teseo, o Polixena (troyana hija de Hécuba y Príamo) que fue asesinada por los griegos sobre la tumba de su amado Aquiles. También la amazona Harpálice que aprendió el manejo de las armas desde su infancia y como guerrera vivió en el bosque. Y las sacerdotisas tracias basáridas que mataron a Orfeo por haber sustituido el culto dionisiaco de Dionisio-Baco por el de Apolo (significativo: lo dionisíaco radical y apasionado aliado de lo femenino y la sensatez y lógica de lo apolíneo aliado de lo masculino).
En general todas las referencias griegas son pre-griegas, de lugares y regiones de supuesta cultura matriarcal que iba siendo sustituida por la patriarcal. Aparte están las significativas diosas olímpicas Atenea, armada con lanza y casco, diosa de la sabiduría (¿lucha enfocada hacia otros campos distintos del campo de batalla?) y Artemisa diosa cazadora y de los lugares agrestes y defensora de toda mujer maltratada por hombres.
En la isla de Lemnos donde gobernaba la reina Hipsípela y en venganza por el abandono de los hombres que se habían emparejado de las mujeres raptadas en otros lugares como botín de guerra, las amazonas Polixo y Driope proyectaron asesinar a sus maridos. Tiempo después, sin embargo, recibieron con alegría a los argonautas para poder repoblar el reino.
Después de este paréntesis griego por la influencia cultural helena en el Asia menor seguimos con Asia. En concreto Siria y Palestina. Entre los hebreos del siglo XIII a.C. y a pesar de la fuerte impronta cultural patriarcal de este pueblo, existieron mujeres guerreras como por ejemplo la guerrera y profetisa Deborath, capitana del ejército judío que luchó -y venció- contra los cananeos. Y Jael que mató a Sísara jefe de los cananeos clavándole un clavo (como se cuenta en el libro de los jueces. O Judith que liberó a los habitantes de Betulia al cortarle la cabeza al asirio Holofernes que sitiaba la ciudad.
También se conocen a reinas árabes que en torno a los siglos VIII-VII a.C. se enfrentaron a los asirios. Y amazonas nabateas (el pueblo constructor de la ciudad de Petra) aparecen representadas en la fachada del templo El-Khazné. Y la reina Zenobia de Palmira que venció varias veces a los romanos y extendió sus dominios considerablemente hasta ser vencida finalmente por Roma.
También islámicas son unas tumbas llenas de piedras y de trenzas de heroínas árabes que lucharon contra los egipcios y llegaron a recibir culto religioso. La princesa Aixa del siglo VII, tercera esposa del mismísimo Mahoma, cuando ya viuda y acompañada de otras mujeres combatió contra el califa Alí. Celma, heroína beduina que se opuso a la expansión islámica. Gazaleh hizo la guerra junto a su esposo defendiendo a los miembros de la secta de los jaridschitas contra otras sectas, y murió peleando. Y la reina persa Puran que guerreó contra los musulmanes en el siglo VII.
En la India existen referencias a una guardia femenina de los reyes de Angkor. La reina Cleofis del pequeño estado hindú de Balascia que defendió su reino contra la invasión de Alejandro el grande. Aunque fue vencida por él, Alejandro la admiró tanto que le devolvió el trono y tuvo un hijo con ella. Y en época de la colonización inglesa encontramos a la reina Chanda-Kur de Lahore que luchó contra los invasores aunque fue vencida.
En cuanto a las diosas hindúes están por ejemplo la diosa Chamunda de múltiples brazos con armas que luchó y venció a los Asuras. Y la diosa Durga que aparece con casco cónico, cinturón y armada con escudo y espada aplastando a un búfalo. Y las 8 diosas Matris que lucharon contra gigantes. La diosa Parvati que se representaba con ocho brazos y con tridente, escudo, dos lanzas y corona.
En China también existen leyendas sobre mujeres que libraron a sus pueblos de bestias monstruosas.
En cuanto a Europa son innumerables las leyendas, los mitos y las historias sobre este tema. En el norte de Europa aparece el recuerdo de mujeres guerreras en varios cantos de Las Eddas. Por ejemplo la walquiria Brunilda y su lucha contra Sigfrido por quien fue traicionada y vencida. Las walquirias eran guerreras deificadas con significativos nombres como por ejemplo “guerrera enmascarada”, “guerrera sabia”...
Entre los eslavos existen leyendas de amazonas, algunas de las cuales aparecen como parte de la escolta de la diosa Noreia. Y la diosa del alba Zaria, considerada gran guerrera, que nace armada para dispersar las fuerzas de la noche.
En Gran Bretaña, Escocia e Irlanda está la amazona irlandesa Aifé, la guerrera Ness (nombre relacionado con el del lago y por lo tanto con su monstruo), la guerrera Fiacal instructora de caza y lucha, las escocesas Scatach y las guardianas de la isla Mona que lucharon contra la invasión romana. Pero entre todas destaca el nombre mítico de la diosa Moeve, que sería una denominación de la “Dama blanca” inspiradora de la poesía según Robert Graves por un lado y por otro uno de los nombres adjudicado a la reina de las hadas. Como reina Moeve era enemiga del rey del Ulster, destacando su heroísmo en la batalla aunque finalmente fue vencida. Tuvo varios esposos y numerosos amantes lo que apuntaría a la diosa Dama Blanca de Graves por su libertad sexual.
Entre los galos-daneses está la reina Rigani o la diosa Rhianon (éste último otra denominación de la Diosa blanca de Graves) que al frente de su ejército luchó contra su marido. O al menos eso es lo que se narra el caldero de plata hallado en Jutlandia, en el fondo de una marisma donde fue arrojada como ofrenda religiosa.
De los pueblos galo-celtas existe una coraza femenina de Haute Marne, del siglo XI al VIII a.C. Y la diosa Athubodva de la guerra.
En Albania la reina Teuta en el siglo III a.C. que luchó contra los romanos.
Entre los etruscos (habitantes primitivos en Italia) existen diosas que se representan armadas. Por ejemplo en la tapadera de una vasija –Gualandi- junto a otros personajes en tamaño muy pequeño. Y la diosa Tinia de los rayos, tempestades y el trueno que aparece con lanza-rayo.
En Iberia guerreras desde el neolítico en enterramientos y representaciones de mujeres armadas. Por ejemplo en las estelas del II milenio a.C. como la de Santander (Collado de Sejos) con puñal y alabarda, o la de Tabuyo del monte en León con semicírculos, líneas en zigzag alrededor de la cabeza y con puñal. En Almodóvar la estela tartésica en la que aparece una cabeza femenina con falda corta, pecho cruzado en aspas y cinturón, con una jabalina en una mano y en la otra un escudo y un cuchillo corto. Está situada bajo una puerta adintelada llena de signos ibéricos. De la cultura de Almería dice Valdellano: “a su vez las mujeres llevaban cuchillos y pañales puesto que aparecen en los ajuares funerarios”. Y existen muchas referencias sobre mujeres guerreras luchando contra los cartagineses y romanos. Entre ellas están las que defendieron Sagunto. En Galicia eran las mujeres las que iban a la guerra. Sobre Cantabria dice Valdellano: “sus mujeres son fuertes como los hombres y excitan a éstos a la pelea o combaten a su lado... Igualándoles en su amor a la independencia, en ferocidad y desprecio a la muerte”. Y Julio Caro Baroja afirma: tanto para los galaicos como concretamente los cántabros se habla de la superioridad que tienen las mujeres en la guerra como guerreras”. También aparecen imágenes amazónicas en monedas levantinas.
En América se conocen las indias que llenaban una chalupa contra las que combatió Colón. Y amazonas de la isla Matininó de las que dijo Colón: Y si parían niño, enviábanlo a la isla de los varones, y si niña dejaban la consigo”. En México está la reina Teotlalle esposa del emperador Moctezuma II. En Colombia, en la cultura Quimbaya, la mujer iba a la guerra y sus jefas llevaban ritualmente un casco de oro. En Ecuador están las llamadas amazonas por vivir a orillas del río del mismo nombre, que lucharon contra Orellana el conquistador español con arcos y flechas, al mando de su reina Calafia.
Hasta aquí el breve repaso a referencias de diferentes lugares y continentes. Pero en general todas las referencias al tema de mujeres guerreras y época matriarcal son muy controvertidas y varía su interpretación de un autor a otro. Los hay que niegan toda historicidad a culturas arcaicas matriarcales y los hay que la defienden. Aún así existen todavía hoy tribus “primitivas” de ascendencia matrilineal. Y por otro lado está la realidad interna o externa a la que apuntan los mitos, con toda su carga de profundidad simbólica, entendiéndose lo simbólico no como un adorno o un disfraz, sino como una manera exacta de contar que apunta a una realidad más amplia y profunda (como los sueños que usan ese mismo lenguaje, el analógico). En cualquier caso este tipo de datos sirven para pensar e imaginar (en el sentido más creativo de la palabra) sobre la dualidad humana y la existencia de características femeninas y masculinas en ambos sexos como aparece en las teorías psicológicas de Jung
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