El viento del norte tenia tres hijas:
se llamaban Pies Blancos, Alas Blancas y Manos blancas. Cuando estas tres hermanas vinieron a nuestro mundo procedentes de sus palacios invisibles, eran tan hermosas que muchos mortales murieron al contemplarlas, mientras que otros no osaron mirar, pero huyeron aterrorizados a bosques y lugares oscuros.
Así que cuando estas tres hijas del Gran jefe vieron que eran demasiado radiantes para los ojos de los humanos, se desvanecieron con los rayos del sol al atardecer y se reunieron con Ollathair. Cuando, a través de los rayos del sol al amanecer, volvieron, ellas no eran visibles para ningún hombre, y en todos los siglos que llevan en la tierra, no han podido ser vistos por ningún ojo humano.
¿Cómo sabemos entonces que existen, estas tres hijas del viento del Norte?. Ellas eran conocidas en la antigüedad, y son todavía conocidas en la actualidad, sólo por los blancos pies de una de ellas pisando las olas del mar; por el brillo blanco y el crujido de miríadas de plumas volando sobre valles y colinas y las casas de los hombres.
Y por el silencio de ensoñación con el que la tercera descansa en las aguas, y el viento que mueve las copas de los árboles, desde el helecho hasta el arroyo que baja de la montaña rodeando las rocas y los fresnos como si fuera una bufanda.
Sólo las conocemos por la huella que dejan a su paso. Y les llamamos Viento Polar, Nieve y Hielo, en lugar de por sus nombres antiguos, como se les conocía en los albores del día, como Pies Blancos, Alas Blancas y Manos Blancas.
Así que cuando estas tres hijas del Gran jefe vieron que eran demasiado radiantes para los ojos de los humanos, se desvanecieron con los rayos del sol al atardecer y se reunieron con Ollathair. Cuando, a través de los rayos del sol al amanecer, volvieron, ellas no eran visibles para ningún hombre, y en todos los siglos que llevan en la tierra, no han podido ser vistos por ningún ojo humano.
¿Cómo sabemos entonces que existen, estas tres hijas del viento del Norte?. Ellas eran conocidas en la antigüedad, y son todavía conocidas en la actualidad, sólo por los blancos pies de una de ellas pisando las olas del mar; por el brillo blanco y el crujido de miríadas de plumas volando sobre valles y colinas y las casas de los hombres.
Y por el silencio de ensoñación con el que la tercera descansa en las aguas, y el viento que mueve las copas de los árboles, desde el helecho hasta el arroyo que baja de la montaña rodeando las rocas y los fresnos como si fuera una bufanda.
Sólo las conocemos por la huella que dejan a su paso. Y les llamamos Viento Polar, Nieve y Hielo, en lugar de por sus nombres antiguos, como se les conocía en los albores del día, como Pies Blancos, Alas Blancas y Manos Blancas.
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